miércoles, 14 de septiembre de 2011

El Perdón- Sixto Paz


¿Qué es el amor sin el perdón? Como una rama de un árbol sin hojas, con la esperanza de que llegue la primavera, para que nuevamente haga aparición la vida.El verdadero amor nos lo enseñó Jesús y consiste en saber perdonar, perdonarse así como pedir perdón. No puede ser que personas que consideran que aman a alguien, vivan en el resentimiento que envenena la vida, endureciendo los corazones, así que allí tenemos un gran ejercicio mutuo, el del perdón. Todos tenemos que perdonarnos, pedir perdón y perdonar todos los días, porque fallamos, porque nos equivocamos, porque omitimos, porque dejamos cosas por sobreentendidas, porque no valoramos, porque en suma no vemos muchas veces más allá de nuestros ojos en el corazón de los demás.Y que maravillosa es la reconciliación; que alegría y felicidad; que paz y sosiego nos brinda el ser capaces de reconciliarnos con nosotros mismos, con los demás y con la vida. ¡Por favor!. Dense esa oportunidad, si verdad se aman o si quieren aprender a amar. No se castiguen con el resentimiento, no destruyan sus vidas por el orgullo y la soberbia.Lo importante en la vida no es lo que hiciste o dejaste de hacer, por que ya pasó y ello no puede ser cambiado, sino lo que realmente tiene importancia es lo que aún no has hecho; sí, todo lo que puedes hacer aún, y lo que puedes dar de ahora en adelante, porque la vida es esperanza de lograr lo que no logramos antes. Y si la vida nos da la oportunidad de corregirnos y mejorarnos con cada nuevo día, ¿por qué no nos la vamos a dar nosotros?.En todo esto hay que ser práctico, ya pasó ¿y ahora que sigue adelante? Debemos preguntarnos ¿cómo podemos cambiar las cosas? ¿Qué podemos hacer para remediarlas?. Pues la respuesta es sencilla pero difícil de realizarla cuando nuestro orgullo nos lo impide. Saber pedir perdón, perdonarnos y perdonar. No podemos exigir que nos perdonen, pero podemos dar el gran paso solicitándolo con humildad. Recordemos que no cede el más débil, sino muchas veces el más fuerte, lo cual lo fortalece a uno aún más. Hay quien teme perder en esto la dignidad y el honor, muy por el contrario, el amor engrandece, dignifica y honra a quien sabe demostrarlo con humildad. Y no importa quien haya sido el culpable, quien lo provocó o cómo empezó. Por el contrario debemos saber sopesar ¿vale la pena seguir así adoloridos, lastimados, amargados y sufriendo inútilmente? ¿A quien beneficia éste dolor y malestar? ¡Simplemente a nadie! ¡Salgamos de él entonces! Busquémosle el remedio que es muy sencillo y eficaz, directo al problema: la reconciliación. Hay que ser siempre parte de la solución y no parte del problema en las relaciones humanas, que por ser humanas son imperfectas, sujetas a errores, a malentendidos, a equivocaciones. Ciertamente hay personas que les cuesta más expresar lo que sienten, a pesar de que en otros aspectos de la vida son muy expresivos, sino recordemos a Cyrano de Bergerac, quien era tan diestro en la espada, tan locuaz en la palabra, tan creativo en la rima, tan profundo y capaz en improvisar y hacer poesía, y sin embargo era incapaz de expresar su amor a Rosanna.Recuerden amados amigos que no podemos acercarnos a la presencia del Profundo para presentar nuestras ofrendas si antes no nos hemos reconciliado con el amigo, con el hermano, con la pareja, con nuestros padres, con nuestros hijos, con la vida y con nosotros mismos. Somos humanos, tenemos errores y defectos, y probablemente por ellos nos haremos daño y dañaremos una y otra vez en el largo camino de la existencia, pero tenemos ese don del cielo que es la sanación, la sanación en la palabra, en la sonrisa, en la mirada, en las manos y en el corazón. De esa sanación el Maestro Jesús dijo que se activaba con la fe y el trabajo interno, ese trabajo que hay que hacer para moldear el carácter, vencer el orgullo, superar la timidez, doblegar la soberbia. Ayudemos a curar el corazón cristal del planeta aportando la sanación del amor en el perdón y la reconciliación de todos con todos. Por tanto si nos amamos, debemos ser capaces de perdonar y aceptar al otro tal como es, y no querer cambiarlo a él, sino cambiar nosotros para que viéndonos reflejados los unos en los otros, podamos ayudarnos a ser mejores cada día inspirando al otro con ejemplo.La vida es tan breve y la oportunidad de disfrutar los unos de los otros es tan corta que no deberíamos darnos el lujo de lastimarnos, ni pasar demasiado tiempo lastimados aferrándonos al dolor, porque todo ello no es constructivo ni sano. Y nunca es tarde para reconciliarnos, mas bien, no esperemos a que sea imposible en esta encarnación que podría terminar en cualquier momento dejando pendientes. La vida tiene muchas noches oscuras que sobrevendrán solas sin que las busquemos, como para que nosotros las fabriquemos con actitudes que no conducen a la luz y a la alegría, sino a la oscuridad, la tristeza, la amargura y la soledad. Si hoy herimos hoy sanamos, porque lo único y más maravilloso que hoy tenemos, es el día de hoy para reconciliarnos.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Hacia la luz, hacia la unidad


Todos maestros y alumnos al mismo tiempo, todos tenemos algo que aprender y algo que enseñar. Todos somos iguales a los ojos de Dios.A punto de las experiencias que se tienen siempre buscar la unidad con todos y con todo.El grado de evolución no está determinado por cuantos años hace que estemos en una doctrina o por la cantidad de experiencias que hayamos tenido. Sino que está determinado por la toma de conciencia que hayamos adquirido, tanto de las experiencias vividas en dicha doctrina, como a lo largo de toda nuestra vida, y a punto de partida de esa toma de conciencia va a ser nuestra actitud de vida.No importa el lugar al que vayamos, o donde nos encontremos, ni la doctrina que profesemos por sentirla profundamente en el corazón, lo que importa es abrir nuestro corazón y tomar conciencia de cada experiencia vivida, sacando enseñanzas de ellas, y luego llevarla a la práctica en la vida diaria, sino no sirve de nada.Cada experiencia nos da dos opciones: unir o disociar, en nuestra toma de conciencia está cual opción adoptamos.El verdadero camino está en nuestro interior la puerta de entrada es el corazón.Nosotros somos el templo, no hay templos externos.La sabiduría no se adquiere por osmosis al entrar en contacto con determinados lugares, o determinados seres más evolucionados, sino por toma de conciencia que se despierte al entrar en contacto con estos seres o lugares determinados o sea la grandeza del ser humano está solo en su actitud de vida a punto de partida de toma de conciencia de experiencias vividas.O sea no hay elegidos sino amigos, y el que se llegue a pensar elegido, no ha sabido aprovechar las experiencias que ha vivido, pues no habrá entendido lo que ellas traían consigo: la unidad en el amor profundo En la Tierra estamos en un curso acelerado de convivencia en donde en la diversidad está la unidad y el punto de partida para aprender a amar, comprender los diferentes niveles evolutivos en su accionar, entender, perdonar, tolerar, etc.Todo es perfecto, porque es justamente a punto de partida de esos diferentes niveles evolutivos, de esa diversidad, que se puede evolucionar.Lo único que tenemos quehacer es darnos cuenta que todos son seres maravillosos y todo es maravilloso

El camino por el que avanzamos


El camino por el que avanzamos está lleno de piedras, algunas no nos molestan son hermosas y es más nos estimulan para avanzar, otras nos molestarán: conflictos, diferentes problemas, etc. Algunos ni siquiera las verán, ya han aprendido a pasar sobre ellas, a otros les molestaran mucho a otros un poquito.No nos apartemos del camino por ellas y no apartemos esas piedras de ese camino, tomémoslas en nuestras manos y veamos por qué no podemos pasar sobre ellas, luego dejémoslas en donde estaban. Aprendamos de ese conflicto para que más adelante en nuestro caminar al encontrarnos con una piedra similar ,un conflicto similar, sepamos donde pisar exactamente para que sea más fluido nuestro andar.Son las piedras las que nos molestan en realidad o la falta de experiencia nuestra en nuestro caminar. Todo es cuestión de aprendizaje y al mirar hacia atrás veremos que en realidad ese camino estaba lleno en su totalidad de hermosas piedras que dejan en el corazón del ser humano la sabiduría de las experiencias vividas.En definitiva: Las piedras que nos enseñan son aquellas que nos detienen y molestan. Las otras nos incentivan para no desfallecer y continuar.Amemos ese camino de piedras, es un hermoso desafío.Cuantas veces tendremos que recorrer ese camino, una y otra vez, hasta que no sintamos más esas piedras molestas y en ese momento en realidad ellas desaparecerán.Nuestra toma de conciencia crea el camino que transitamos, crea el Universo en que vivimos. Pisemos despacio, estemos atentos para no resbalar y sigamos adelante unidos por el corazón, con la mejor de las intenciones en nombre de la madre Tierra de la humanidad y de todo el Universo.Vamos creando la realidad según con los cristales que veamos las cosas.

SABER SER AMIGO- SABIDURÍA DE UN POBRE-SAN FRANCISCO DE ASÍS ·




“- El Señor nos ha enviado a evangelizar a los hombres, pero ¿has pensado ya lo que es evangelizar a los hombres? Mira, evangelizar a un hombre es decirle: “Tú también eres amado de Dios en el Señor Jesús”. Y no sólo decírselo, sino pensarlo realmente. Y no sólo pensarlo, sino también portarse con este hombre de tal manera que sienta y descubra que hay en él algo de salvado, algo más grande y más noble de lo que él pensaba, y que se despierte así a una nueva conciencia de sí. Eso es anunciarle la Buena nueva y eso no podemos hacerlo más que ofreciéndole nuestra amistad; una amistad real, desinteresada, sin condescendencia, hecha de confianza y de estima profundas.Es preciso ir hacia los hombres. La tarea es delicada. El mundo de los hombres es un inmenso campo de lucha por la riqueza y el poder, y demasiados sufrimientos y atrocidades les ocultan el rostro de Dios.Es preciso, sobre todo, que al ir hacia ellos no les aparezcamos como una nueva especie de competidores. Debemos ser en medio de ellos testigos pacíficos del Todopoderoso, hombres sin avaricias y sin desprecios, capaces de hacerse realmente amigos. Es nuestra amistad lo que ellos esperan, una amistad que les haga sentir que son amados de Dios y salvados en Jesucristo. ” Extraído del Libro “Sabiduría de un Pobre” (San Francisco de Asís) Eloi LECLERC