El poder en manos de los ambiciosos lleva a una humanidad sin paz, hay que tirar las armas, destruir las barreras y unir los corazones, vaciarse de rencores, miedos, bajas ambiciones, competencias y empezar de cero con la inocencia y alegría de los niños, y la sabiduría de aquellos que han aprendido a disfrutar de este planeta Tierra hogar que debe ser sin fronteras, regalo de Dios a todos sin distinción