TODOS SOMOS IGUALES A LOS OJOS DE DIOS, SIMPLEMENTE CON
DIFERENTES GRADOS DE EVOLUCIÓN, EN ESTA ESCUELA DE APRENDIZAJE DE RETORNO HACIA
DIOS.
Amigos y hermanos del corazón quiero aportar esto para aquellos que estén
pasando situaciones difíciles y piensan que no tiene solución. Tal vez les sirva a mi me sirvió
Una noche una joven le preguntó a Dios por qué tenía que
sufrir tanto
En un instante pasó por su mente algo que jamás olvidaría, que cambió su forma de ver y sentir la gente y la vida.
Vio un ser con túnica blanca, el cual se encontraba en la parte más alta de una
montaña, sentada junto a él estaba ella.
Este ser le dijo:-Esta montaña soy yo, una mina de diamantes. La hizo mirar
hacia abajo y vio lo que él le señalaba, era un río que salía de esa montaña. Por él se desplazaban a toda velocidad cantidad de diamantes en bruto que eran arrastrados por esa corriente de agua.
Este ser le dijo:-Esos son ustedes, de vez en cuando los tomo en mis manos y los empiezo a pulir, eso duele, duele mucho, pero cuando vuelven a ese río, lo hacen con un brillo especial, con mi brillo, más despacio y sin empujar a los demás.
En ustedes está permanecer en mis manos y volver con ese brillo o caer de ellas y hacerse pedazos.
Esto que pasó como un flash por la mente de la joven la hizo comprender muchas cosas:
-Que existe un ser que nos ve a todos iguales (ricos o pobres, sanos o enfermos, letrado o analfabeto, con más o con menos errores, etc) nos ve como diamantes en bruto que tenemos que exteriorizar nuestro espíritu que es la herencia divina que él nos ha dado que tarde o temprano vamos a exteriorizar .
-Corrían por la mente de la joven las imágenes de esos diamantes siendo
pulidos y el dolor que ello generaba, comprendió así que las experiencias
dolorosas nos hacen más sensibles exteriorizando los sentimientos más puros de
nuestro corazón, comprendiendo y respetando así el dolor que pasaban las otras
personas.
También la joven entendió que éramos responsables de nuestro propio
destino: que teníamos la capacidad de elegir quedarnos en aquellas manos para
ser pulidos e ir perfeccionándonos o caer de ellas y hacernos pedazos. Entendió
que frente a cualquier experiencia no iba a estar sola, iba a estar en las manos de Dios.
-Entendió que el camino espiritual no nos libera de las pruebas, al contrario
van a ser más duras y comprendemos porque las tenemos.
Vamos a encontrar la paz cuando aceptemos con humildad lo que nos tocó vivir en esta vida, ya sea enfermedades, soledad, lo que sea. Todo es parte del examen que tenemos que rendir.
El camino hacia la felicidad no está buscándolo fuera de nosotros, está en
nuestro interior: ver aquello que genera nuestras trabas y tratar de transmutar
nuestros pensamientos para cambiar nuestra vida.
-El vivir experiencias dolorosas nos lleva a tener compasión por aquellas
personas que viven dolor. Compasión es sentir en carne propia el dolor ajeno y
actuar en consecuencia.
-Comprendió que el ser humano va enceguecido a toda velocidad en busca de sus metas terrenales y a veces se olvida de lo esencial, de realizar una apertura de conciencia hacia lo espiritual, entonces nos detienen, a veces con el dolor, pero cuando volvemos lo hacemos con el corazón a flor de piel y ya en aquellos que pasan por nuestro lado no vemos sus errores, vemos aquel brillo
interno, el cual tarde o temprano en esta o en otra vida vamos a exteriorizar.
-Aprendió a no odiar a saber perdonar, pues todos somos iguales a los ojos de Dios, diamantes en bruto llenos de defectos, que venimos aquí a trabajar sobre ellos.
EL APRENDER AMAR Y PERDONAR CURA TODAS NUESTRAS HERIDAS.
Cuando esta persona se siente mal por algo, vuelve a sentarse en esa montaña y
desde esa perspectiva recuerda todo lo que aprendió ese día que hizo esa pregunta.
Para aquellos que piensan que no hay una salida o que ya no vale la pena seguir luchando.
Me imagino la vida como si fuera una carretera la mitad blanca y la otra mitad
negra. En donde vamos recibiendo conocimiento, pero todo lo que recibimos lo
podemos usar en forma adecuada o no.
Podemos basar todo el conocimiento sobre el amor, respeto, humildad, usarlo para
ayudar a los demás, para unir, construir, para tratarnos todos por igual, el
resaltar las virtudes de las personas y olvidarnos de sus defectos. Esta mitad de la carretera se basa en la felicidad. Por esta mitad va la conciencia crística y todos los seres de luz.
La mitad negra esta basada en el odio, la disociación, la vanidad, se basa esta
mitad en los celos, la competencia, la comparación, el no tratar a todos por
igual.
En esta mitad están los ¿Por qué? de la mente que matan el amor que fluye de
nuestros corazones hacia las personas: ¿Por qué esta persona no hace esto?, ¿Por
qué es así? etc.
Y los por qué de la mente que matan el amor que fluye de nuestros corazones
por la vida:¿Por qué me pasó esto? ¿Por qué no fue de otra manera.
En esta mitad está el desanimo, la tristeza, el darnos por vencidos. Y esto es
tan sutil que inconcientemente podemos pasar al lado obscuro del camino sin siquiera
darnos cuenta.
pasando situaciones difíciles y piensan que no tiene solución. Tal vez les sirva a mi me sirvió
Una noche una joven le preguntó a Dios por qué tenía que
sufrir tanto
En un instante pasó por su mente algo que jamás olvidaría, que cambió su forma de ver y sentir la gente y la vida.
Vio un ser con túnica blanca, el cual se encontraba en la parte más alta de una
montaña, sentada junto a él estaba ella.
Este ser le dijo:-Esta montaña soy yo, una mina de diamantes. La hizo mirar
hacia abajo y vio lo que él le señalaba, era un río que salía de esa montaña. Por él se desplazaban a toda velocidad cantidad de diamantes en bruto que eran arrastrados por esa corriente de agua.
Este ser le dijo:-Esos son ustedes, de vez en cuando los tomo en mis manos y los empiezo a pulir, eso duele, duele mucho, pero cuando vuelven a ese río, lo hacen con un brillo especial, con mi brillo, más despacio y sin empujar a los demás.
En ustedes está permanecer en mis manos y volver con ese brillo o caer de ellas y hacerse pedazos.
Esto que pasó como un flash por la mente de la joven la hizo comprender muchas cosas:
-Que existe un ser que nos ve a todos iguales (ricos o pobres, sanos o enfermos, letrado o analfabeto, con más o con menos errores, etc) nos ve como diamantes en bruto que tenemos que exteriorizar nuestro espíritu que es la herencia divina que él nos ha dado que tarde o temprano vamos a exteriorizar .
-Corrían por la mente de la joven las imágenes de esos diamantes siendo
pulidos y el dolor que ello generaba, comprendió así que las experiencias
dolorosas nos hacen más sensibles exteriorizando los sentimientos más puros de
nuestro corazón, comprendiendo y respetando así el dolor que pasaban las otras
personas.
También la joven entendió que éramos responsables de nuestro propio
destino: que teníamos la capacidad de elegir quedarnos en aquellas manos para
ser pulidos e ir perfeccionándonos o caer de ellas y hacernos pedazos. Entendió
que frente a cualquier experiencia no iba a estar sola, iba a estar en las manos de Dios.
-Entendió que el camino espiritual no nos libera de las pruebas, al contrario
van a ser más duras y comprendemos porque las tenemos.
Vamos a encontrar la paz cuando aceptemos con humildad lo que nos tocó vivir en esta vida, ya sea enfermedades, soledad, lo que sea. Todo es parte del examen que tenemos que rendir.
El camino hacia la felicidad no está buscándolo fuera de nosotros, está en
nuestro interior: ver aquello que genera nuestras trabas y tratar de transmutar
nuestros pensamientos para cambiar nuestra vida.
-El vivir experiencias dolorosas nos lleva a tener compasión por aquellas
personas que viven dolor. Compasión es sentir en carne propia el dolor ajeno y
actuar en consecuencia.
-Comprendió que el ser humano va enceguecido a toda velocidad en busca de sus metas terrenales y a veces se olvida de lo esencial, de realizar una apertura de conciencia hacia lo espiritual, entonces nos detienen, a veces con el dolor, pero cuando volvemos lo hacemos con el corazón a flor de piel y ya en aquellos que pasan por nuestro lado no vemos sus errores, vemos aquel brillo
interno, el cual tarde o temprano en esta o en otra vida vamos a exteriorizar.
-Aprendió a no odiar a saber perdonar, pues todos somos iguales a los ojos de Dios, diamantes en bruto llenos de defectos, que venimos aquí a trabajar sobre ellos.
EL APRENDER AMAR Y PERDONAR CURA TODAS NUESTRAS HERIDAS.
Cuando esta persona se siente mal por algo, vuelve a sentarse en esa montaña y
desde esa perspectiva recuerda todo lo que aprendió ese día que hizo esa pregunta.
Para aquellos que piensan que no hay una salida o que ya no vale la pena seguir luchando.
Me imagino la vida como si fuera una carretera la mitad blanca y la otra mitad
negra. En donde vamos recibiendo conocimiento, pero todo lo que recibimos lo
podemos usar en forma adecuada o no.
Podemos basar todo el conocimiento sobre el amor, respeto, humildad, usarlo para
ayudar a los demás, para unir, construir, para tratarnos todos por igual, el
resaltar las virtudes de las personas y olvidarnos de sus defectos. Esta mitad de la carretera se basa en la felicidad. Por esta mitad va la conciencia crística y todos los seres de luz.
La mitad negra esta basada en el odio, la disociación, la vanidad, se basa esta
mitad en los celos, la competencia, la comparación, el no tratar a todos por
igual.
En esta mitad están los ¿Por qué? de la mente que matan el amor que fluye de
nuestros corazones hacia las personas: ¿Por qué esta persona no hace esto?, ¿Por
qué es así? etc.
Y los por qué de la mente que matan el amor que fluye de nuestros corazones
por la vida:¿Por qué me pasó esto? ¿Por qué no fue de otra manera.
En esta mitad está el desanimo, la tristeza, el darnos por vencidos. Y esto es
tan sutil que inconcientemente podemos pasar al lado obscuro del camino sin siquiera
darnos cuenta.
Es el tiempo del sagrado oficio, por amor, a los aún dormidos de conciencia y corazones cerrados, con el fin de ayudarles, evitando devolverles mal por mal. Es difícil pero es a la vez, la gran oportunidad de enmendar errores, enseñando el poder de la misericordia y del perdón.
ResponderEliminarA aquellos aún cegados en la obscuridad hay que brindarles todo el amor para que tarde temprano lo aprendan a dar.
Los guerreros de la luz no están por los sanos de espíritu, sino para brindar su luz y ayudar a despertar a los aún dormidos. Jesús: “no viene por los sanos sino por los enfermos”
El maestro de maestros vino a dejarnos un mensaje: amar y perdonar es la consigna espiritual, nos vino a demostrar que el ser humano puede aprender a amar y perdonar y enseñar a amar y perdonar al enfrentarse a situaciones adversas.
Lo fácil no tiene mérito.